28 de julio de 2021

Hola amigos! No sé si alguien seguirá por acá, (¿alguien sigue usando blog?) En el tiempo que abandoné esta página surgió Instagram, Tik Tok, me casé, tuve dos hijas, tuve una enfermedad en la sangre, me sané, me mudé a Rosario. ¡Un poquito de cosas nomás!

Pero de repente me pareció buena idea volver a escribir por acá. Claramente no soy la misma Vero que escribía hace un par de años. Mis canciones también cambiaron, y este tiempo escribí bastantes! Pueden buscarme en instagram como @vero.delvecchio.

¿Les parece que revivamos esta página? Si hay alguien vivo del otro lado, denme una señal de vida jajajaja

11 de febrero de 2015

Solo pensaba

A nadie le gusta pasar un mal momento, atravesar una enfermedad, sufrir una pérdida o tener necesidades económicas. Tal vez lo afrontemos con la mejor de las actitudes, pero admitámoslo, en el fondo todo sería más simple si en la vida no hubiera situaciones de conflicto. Ese conflicto que se genera al producirse un desequilibrio respecto del ritmo de vida que venimos llevando, del plan que armamos en nuestra mente y que creemos, se va a cumplir a toda costa.
Pero, ¿qué sucede cuando no tenemos todo bajo nuestro control?
Bueno, el desánimo es el primero en tocar a la puerta, y el primero a quien debemos despachar sin dejarlo ni siquiera decir "hola". Conversar con el desánimo puede ser una de las peores decisiones. Nada peor que entrar en el círculo vicioso de la derrota. No quiero decir con esto que uno tenga que vivir una irrealidad, de hecho hay momentos de tristeza muy sanadores y reveladores en las crisis. El llanto en la crisis es muy diferente a otro tipo de llanto, y produce resultados muy positivos.
El otro extremo es ignorar el propósito de Dios en el sufrimiento. Últimamente, y de todo corazón, sin intención de herir susceptibilidades (porque creo firmemente que uno tiene que poder debatir ideas con respeto y de hecho, es necesario!!) he escuchado frases que me hacen bastante ruido.
Tal vez, porque nos acostumbramos a que todo tiene que suceder con la velocidad de un click, y que podemos plasmar sonrisas fácilmente con un flash en un microsegundo, tendemos a querer evitar las situaciones que requieren una reflexión profunda, un "detenernos", incluso, situaciones que implican un sufrimiento, un cambio de dirección. Los procesos de Dios deberían, según nuestro nuevo orden mental, suceder con la misma rapidez que manejamos muchos aspectos de nuestra vida, y muchas de nuestras relaciones interpersonales. Sin darnos cuenta nuestra paciencia suele ser más limitada, nos alimentamos cuando podemos, dormimos menos de lo normal y sin quererlo hasta automatizamos nuestras emociones, porque hay un ritmo que seguir, y ese ritmo no puede detenerse.
Qué hermoso es, sin embargo, parar. Contemplar un hermoso cielo, mirarse a los ojos con el ser amado, tomarse el tiempo para escuchar al otro con atención, sin tener cinco ventanas abiertas en una pantalla bombardeándonos de información, por lo general, no prioritaria.
Esta necesidad continua de producir, incorporar información, imágenes, redes, amigos, puede ser, nos haya hecho creer que Dios tiene que actuar de la misma forma: respondiendo a cada una de nuestras necesidades, aun cuando no nos convengan, hablándonos sin cesar en variopintas formas, solucionando cada problema que se nos presente sin importar si es o no nuestra responsabilidad. Pero, ¿qué pasa cuando Dios calla? ¿Qué pasa cuando Dios permite que atravesemos una enfermedad? ¿Pobreza?
He escuchado que esas cosas no vienen de Dios, que "ser pobre es una maldición", o "esa enfermedad no viene de Dios". Pero pienso en la vida de Job, y veo que Dios permite muchos de los "zarandeos" que vienen a nuestra vida (distintos son los que vienen como consecuencia de vivir lejos de su voluntad), pero ya sea para enseñarnos algo, para mostrar su poder, o simplemente porque Él es soberano, Dios no tiene que darnos explicaciones de sus decisiones. En la Biblia encontramos muchas promesas que nos hablan de su amor incondicional, de su consuelo en las tribulaciones, de que podemos confiar en que todo ayuda a bien a los que lo aman (Romanos 8.28).  ¿Quiénes somos para cuestionar a Dios? Nuestra naturaleza humana no llega a entender sus caminos, pero en última instancia, debemos reconocer que Él es y seguirá siendo, soberano. Podríamos mejor preguntarnos ¿Qué querrá Dios de mí con esto? Dios tiene el poder para cambiar cualquier situación, pero no deberíamos actuar como niños que solo piden según la necesidad del momento, o que no comprenden el "no" de un padre amoroso. Lo que me preocupa al escuchar esas frases en primer lugar es la prontitud que tienen los seres humanos para hablar y poner palabras en boca de Dios. Tal vez estaría bueno tomarnos un tiempo de oración previo por esa persona en particular a la cual vamos a darle una palabra profética, conocerla un poco, y tal vez evitaríamos muchas heridas en las congregaciones. Por otro lado, respecto de las situaciones de dolor, creo que Jesús fue el primero en atravesar dificultades, en vivir lejos de las comodidades, y en repudiar los aplausos humanos. ¡Qué ejemplo maravilloso de humildad y desapego a este mundo! Qué vida tan llena de propósito, amor y dirección divina. Jesús fue el mejor ejemplo de que estamos en esta vida de paso, y por eso lo que me hace ruido es pensar que muchas veces se diga que tenemos que tenerlo todo en esta tierra porque eso es la bendición de Dios.
Esta tierra no es nuestro hogar, ¿qué sentido tendría construir mansiones de barro si podemos tener una casa celestial de oro? Lo que me duele es que el mensaje de Cristo pueda estar siendo confundido. Yo me quedo con un Cristo que tal vez no responda a cada una de mis necesidades, que incluso pueda hacer silencio, pero que murió por mí en una cruz, siendo yo un pecador sin valor...y me dio el mejor regalo que es la salvación.
Su presencia en nuestra vida es el mejor regalo que Dios puede darnos. Por eso me pregunto, ¿será que el hombre le teme tanto al sufrimiento? Dios prometió nunca dejarnos, como hijos de Dios, qué gloriosos son los sufrimientos: aprendemos, nos acercamos a Dios, aumentamos nuestra fe y salimos aprobados si pasamos las pruebas. Nadie dice que es fácil, pero el camino de la comodidad es mucho más tenebroso a largo plazo. Dios nos libre de creer que la vida cristiana es un camino de prosperidad económica y bienestar. No fuimos llamados a eso. Tal vez Dios no nos quiera pobres,  pero tal vez tengamos que hacernos pobres para alcanzar a personas de bajos recursos. ¿Por qué encasillar a Dios? Quizá el objetivo del Señor no sea que atravesemos una enfermedad, pero tal vez sí, y luego de pasar por esa situación podamos ser de testimonio a otros. Con todo, el dolor, las dificultades y las carencias no son un sinónimo de que eso no es el plan de Dios...más bien podemos gloriarnos en los insultos y las dificultades porque es allí donde reposa el poder de Dios, en nuestra debilidad (2 Corintios 12:7-10). Somos fuertes en Él, y Dios no deja de estar presente, ni deja de estar al control. De lo contrario, hubiera abandonado a Jesús durante su ministerio, y el mensaje de la cruz sería en vano.
Un Rey que nació en un establo sucio. Fue el plan de Dios. Y qué plan hermoso, un plan que rompe cualquier esquema humano y vanal. Dios dejando todo, cargando nuestros pecados, prometiendo que aunque en el mundo tengamos aflicción, El ya estuvo aquí, y ya venció. Nuestros ojos no están puestos en esta tierra que pronto se va a deshacer, nuestras riquezas y tesoro están más allá de lo tangible.
El Señor viene pronto, no nos cansemos de hacer el bien y predicar la verdad.








23 de enero de 2015

Jesús

Como pinceladas de un cuadro de sol, hojas y viento
sentí tu mano sobre mí,
acariciando mi alma,
dibujando un sendero de luz
reflejando tu gloria y tus ojos
sobre mi oscuridad,
clareando la niebla,
con un viento suave y tibio.
Cerré mis ojos, te vi,
me envolvió tu mano
y volví a vivir.
Suspiro profundo.
La noche se había ido,
mientras tus brazos me sujetaban,
dando calor a mi cuerpo hibernal,
llenando mi vacío con tu espíritu.
Tu sonrisa me hizo llorar,
porque nos miramos a los ojos
y las palabras sintieron vergüenza,
una vergüenza tierna e infantil,
un temor a descubrir la hermosura,
en tu mirada.
Volví a ser una niña, con ilusiones de colores,
cintas en el aire, y estampas de flores,
volvimos a correr juntos por ese pasto alto,
verde, embarullado, perdido.
Volvieron las melodías,
como pájaros en su vuelo más alto,
buscando un nido de paz.
Tu amor, un río de agua dulce
donde sacié mi sed, donde mis huesos
se plantaron como árboles de hojas gruesas,
para recordar cada día tu gracia,
y disfrutar tu bendición.
A tu lado, está mi alegría,
ese instante que es eternidad,
cuando tu abrazo me envuelve,
y me doy cuenta,
no merezco tanto amor.
Mi deuda se acrecienta cada vez más,
me invade la ansiedad de no entender
como alguien tan incorruptible, tan brillante,
majestuoso, hermoso, se incline hacia mí.
Fueron tus manos quebradas, tu sangre fluyendo,
fueron tus piernas inmóviles, tu corazón palpitando.
Tu dolor, cuerpo y madera, clavos y espinas.
Fue el precio, de mi libertad.
Fueron cadenas cayendo a través de tu dolor,
fue tu victoria y mi salvación.
Fue el nombre más hermoso que escuché,
Jesús, llamándome a mí,
¿a mí?
Con mi corazón pobre, mis manos vacías,
mi naturaleza débil, mis errores.
Jesús, poniendo sus ojos en mí,
¿cómo no amarte?
Jesús, tocando mi alma.
Jesús...dando todo, a cambio de esta vida sin valor,
¿cómo no caer ante tí?
Lejos de tu presencia,
solo hay ruido, confusión y derrumbe,
en tí, están todas mis fuentes,
y es un manantial inagotable.








20 de mayo de 2014

2 corintios 12:9-10

Encontré en mis piernas débiles, una razón para alzar mis ojos.
Vi en el medio de mis confusiones, tus pensamientos elevarse como águilas sobre la tormenta.
La preciosa calma de tus manos acariciando mis lágrimas.
La forma en que las convertiste en un río, que dio vida a nuevas flores.
Que regó un jardín de alegría y viento recio.
Miré en mi historia que no sobraba ni una coma, ni un punto.
¿Quién habla cuando hay silencio?
cuando las palabras hacen eco en paredes negras, altas, techadas.
¿Quién rompe la dureza del corazón con martillos de verdad y libertad?
En medio de la nada, encuentro mi todo en vos.
Me decanto de a poco, para llenarme de tus susurros,
para respirar hondo y cerrar los ojos,
para descubrir que resucito.
Me doy cuenta, mis límites son tus recursos para darme vida.
Mi insuficiencia, un vaso que se llena de tu capacidad,
de tu amor, de tu misericordia, inmerecida.
Regalo más hermoso no puede existir,
saber que mi corazón se sostiene en el tuyo,
que mis manos cobran fuerza en las tuyas.
Realidad más incomprensible, que en lo débil,
me hago fuerte en vos.


14 de abril de 2014

Canción de otoño

Hola! Cómo están?
Después de tanto tiempo, sacándole un poco el polvo al blog, les dejo la letra de una nueva canción.
Espero que les guste, y si algún curioso la quiere escuchar puede pedirme el audio en muy mala calidad (sinceridad ante todo)
Bendiciones para tuttiiiiiii :D


Ya caen las hojas
del primer otoño,
y te respiro en cada viento.

Cierro mis ojos
y te veo en cielo,
salpicando con tus dedos
el pavimento.

Mi rayo de sol,
mi mejor canción
eres tú mi Jesús.

Camino despacio,
miro a cada paso
y encuentro tus huellas
siempre a mi lado.

Qué misterio es este?
que escribes con tu voz,
puentes entre mis temores
y tu corazón.

Qué misterio es este?
que me vistes de color,
y escurres bendiciones en mí.

Mi rayo de sol,
mi mejor canción
eres tú, mi Jesús.