29 de agosto de 2008

Carta de un niño abortado

Entonces lo vi, tan lindo, tan enorme para mi. Me tomó en sus manos, y mientras reía de emoción iba formándome. Mi embrión pudo verlo, y nos miramos a los ojos por un momento que fue eterno. Entonces un temblor tiró abajo mis ilusiones, mis juguetes, mis logros, mis derrotas, mi futuro. Acaso no eras vos mama? Vos no pudiste verlo, pero yo si tenía un Padre de amor. Nunca me dejaste que te mostrara la ternura de mi llanto, de mis manos pequeñas, de mi sonrisa inocente, de mis ojos tan chicos y expresivos. Habría tomado tu mano, y me hubieras agradecido por mostrarte cuanto te necesito. En ese momento también lloré de dolor, junto a vos. Esas manos asesinas manchadas con tu sangre, con tu crueldad y confusión me arrancaron de tu panza , porque tu panza no estaba hinchada con aire mamá. Y aunque científicos y progresistas a favor de los derechos de la mujer se olviden de mi, Dios me recogió de las calles de la discriminación y como a un niño huérfano me adoptó en su hogar.
Mamá, yo se que no quisiste, también se que tu conciencia no te deja tranquila. Pero como quien dice, no me dieron vela en este entierro. Nunca tuve un entierro. O acaso dijeron palabras lindas en mi memoria? Acaso hay un cementerio de niños como yo? No quedaría muy bien: “Aquí yacen los niños abortados”. Entonces irían las madres a llevarnos flores, pero los recuerdos del día que fueron asesinas empezarían a atormentarlas. Y las flores se marchitarían al cabo de un tiempo, y nadie vendría a poner nuevas flores. Ya se, yo fui un error. Algo impersonal que flotaba en el cosmos, que nadie pudo ver. Felicitaciones grandes hombre de la ciencia! Son tan avanzados! Sigan luchando por los derechos de la mujer, mientras nosotros seguimos luchando por algun dia, si nos dejan, ver el sol.

Realidad

Resulta que cuando uno está inspirado no siempre tiene un papel y un lápiz a mano, y si eso pasa en el colectivo el boleto es demasiado pequeño y el treque treque del bondi no ayuda mucho. A veces cuando vienen esas “luces” mentales, es preferible no pensar demasiado en ellas, porque al olvidarlas causa mas dolor que el nunca haberlas tenido.

Pensando en esto voy a atentar contra una idea reinante, y es que la vida se trata de buscar algo, y que insoportable resulta luchar siempre por eso que quien carancho puede definir! Casarse, tener hijos, plantar un árbol, escribir un libro? Hay algo obvio en esto, y es que nadie sabe lo que busca, y su poca originalidad lo lleva a copiarse de los otros. Y esos otros a su vez se copian de otros menos inteligentes. Tampoco se trata de buscar sueños irracionales, pero no exagero al decir que algunas personas no pasan de metas promedio, y se conforman con encajar en un sistema totalmente manipulado por lo que es “tener una vida completa”.

La persona pobre tirada en la calle, no tiene un vida feliz. La señora que fue abandonada, no tiene una vida feliz. Y así vemos las carencias de las personas, más que sus oportunidades. Y nuestra mente cauterizada por lo bello nos impide entender la profundidad de la belleza, esa que no tiene sus raíces en el status quo, que se atreve a ser una belleza exótica olvidando que es olvidada por otros. En los corazones más lastimados se encuentra esa fortaleza que nace de querer cambiar algo. A veces simplemente no se puede aspirar a esas metas tan adecuadas, por la sencilla razón de que no todos nacen en cuna de oro, no todos nacen en un hogar con dos padres, no todos pueden levantarse de su cama, ni nacieron sin dificultad. Y me pregunto ahora porque nuestra mirada esquiva esa realidad. ¿Por qué si alguien nos pide plata, a veces simplemente no los miramos? “si no lo miro es probable que no sienta su mirada penetrando mi conformidad y acusándome de su realidad”. Y yo tengo una teoría sobre esto, estamos acostumbrados a ver lo bello, nos incomoda lo que no encaja en ese parámetro simétrico, perfecto y por sobre todo funcional. Nos incomoda ver a los ojos a esas personas, porque entonces vemos en su mirada como en un espejo una realidad que les fue vedada a ellos, y de la que uno se salvó. Entonces en ese instante, los ojos se dicen todo lo que las palabras no pueden expresar, y hasta llegamos a comprender que la realidad es que no nacemos en un mundo igualitario. Y esa sería la meta que cada ciudadano tendría que tener.

Cuando ignoramos a estas personas, las excluimos de nuestra realidad, “no existen”, y eso está bien porque después de todo el Estado debe encargarse de ellos.

Y así vamos en esta autopista a toda velocidad, guiándonos por los carteles distorsionados que nos llevan a quien sabe donde. Pero resulta que debajo de estas autopistas, viven personas.