27 de enero de 2011

Tercera Oración a Dios

Otra vez caigo a tus pies, pero esta vez no quiero pedirte nada. Sólo quiero agradecerte. Quedarme un momento en silencio para admirar tu belleza. Tu amor es más de lo que puedo esperar, de lo que pude alguna vez soñar. Tu ternura me invade y me cubre como un manto de pies a cabeza; tu voz es como una dulce melodía que tranquiliza mi alma, y adormece mis tempestades. Permanecer acá, con vos. Sentir tu abrazo y olvidar, que alguna vez el tiempo hizo heridas; que es parte de crecer, caminar y lastimarse un poco. Que es parte de avanzar, detenerse de vez en cuando y reflexionar.

Hoy otra vez, escucho tu voz. Algo en mí arde por tu presencia, por entender tus caminos. Quisiera hacer más, pero sé que es parte de tu enseñanza, de transformarme y disciplinar mis tiempos, para adquirir paciencia: comprender que no tengo de que gloriarme, porque no puedo acelerar tus pasos; solo puedo seguirte en la completa y profunda fe de saber que a donde vos vas, es donde quiero estar. Tantas veces sentí el fuego de tu persona quemando mi corazón, y pienso, que no quiero otra vez dejar que la rutina opaque tu luz. Resulta tan fácil a veces ponerte horarios Señor, y hoy arrepentida te pido que perdones mi soberbia de creer que puedo limitarte, a un momento de mi vida, a una hora del día. Por los siglos de los siglos seguís siendo Dios, y así va a ser, porque sos el Primero y el Último. Y así quiero que seas en mi vida, que seas el primero y el último, que seas mi todo.

No, hoy no quiero pedirte.
Me cansé de cansarte.

Hoy vengo a dejar todo lo que soy, ante tu altar. Que tu fuego me consuma, que se queme la hojarasca. Que permanezca el oro de tu verdad en mí. A donde me envíes quiero ir, porque no tengo nada si no te tengo a vos, y donde estés vos, está mi todo.
Te amo Dios, porque me amaste primero!


...de modo que nadie puede gloriarse de nada; pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano. Efesios 2:10